El semáforo iba a cambiar, gentes de todas las edades esperando ante la fría mañana de noviembre, múltiples pensamientos: tareas, trabajos, obligaciones de colegios y recuerdos del día más próximo, también del mas lejano,sobre todo de aquel largo día en que sobre las doce de la mañana llegaron a la ciudad hace ya unos cuantos años, dejando atrás, tierras de rastrojos, campos helados y la luz tibia de veinte watios sobre las mesas renqueantes de cajones con hogazas.
Ya pasaron treinta años y la ciudad espera, retadora, desafiante y llena de gente un día más, rutinas....

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