María soñó y un buen día me contó el sueño a su manera. Hice un pequeño apunte y después lo pinté con óleo. Todas las imágenes tenían su explicación, excepto las maderas que forman la valla, detalle curioso, porque esas las inventé yo, para cerrar este maravilloso sueño y que como casi todos tienen su parte de verdad y su parte de imaginación. De verdad: sus vivencias y lugares donde pasa su infancia y de imaginación aquello que puede inventar y adornar la realidad. La valla fue reconocida cuando María la vio y dijo, ¡anda! ¡son los palos con los que mi abuelo me mira la garganta !